Sobre el amor

A veces resulta insoportable pararse a pensar en las miserias del hombre. Lo más doloroso es que todos somos cómplices de la cantidad de aberraciones que se cometen en este mundo, y me refiero sólo al que concibo porque no sé si existe alguno más. Es aquella fórmula de mirar para otro lado, la de cerrar los ojos o incluso aquella mayoritaria de ver éstos procesos como algo irreal. Las injusticias sólo son tales cuando nos afectan y las vivimos, de otra manera, son solo películas o pasajes que pasan por nuestra mente y nuestra vista, dejando apenas un rescoldo de malestar que se desvanece en apenas unos segundos.

Amor

Y es que en el fondo, nuestro Amor por la vida es tan limitado como nuestro radio de afecto personal. Es tan escueto, que se demuestra imperceptible ante tanta impasividad y desgana como hemos aprendido a desarrollar para subsistir y crearnos una existencia más cómoda visual, espiritual y práctica. Seamos sinceros, nos afecta más que se nos estropee la nevera que el mero hecho de que haya una matanza en Ruanda. Aceptamos que estas cosas pasan y “permitimos” desde un mutismo casi insultante que día a día, enormes injusticias como estas se vayan depositando en la historia de nuestro mundo.

Hablamos de Amor, y lo hacemos en mayúsculas porque es como hablar de Dios o del Alma, pero en el fondo es tan pequeño el espacio que tenemos dedicado para el que da hasta miedo. A veces me siento repleta de ese sentimiento y me da un poco de rabia no poder expresarlo con la libertad que me gustaría. El problema es que no encuentro un gesto, una afirmación o un acto que pueda plasmar ese amor (de ese que hablo que me parece tan grande y que en el fondo sigue siendo tan pequeño)…
No dedicamos un tiempo a pensar en ese Amor, no hay ejercicios para estar en forma en éste aspecto, sólo puede haber voluntad de sentirlo, de soñarlo y asimilarlo…,de dejar que nos llegue en sus innumerables formas.

Hay veces que entiendo que para sentirme llena de sentimientos parecidos al Amor debo vomitar mi rabia, mis miedos, mis carencias espirituales…y sólo así, quedándome vacía de todas mis miserias, puedo estar y sentir esa plenitud sosegada que me coloca nuevamente en el punto de partida en mi día a día.

Dicen por ahí que hay que luchar por el Amor, …yo no sé hacerlo…de hecho, nunca tuve voluntad para nada, las cosas siempre me han llegado solas y las he aprendido por sufrimiento y no por comprensión. Pero sé y entiendo que vale la pena entrenarse por ser mejor, más auténtico con uno mismo, sin traicionarnos ni boicotear lo que verdaderamente deseamos. A veces, simplemente es alargar la mano para coger aquello que amas. Otras, es un largo proceso que lleva toda una vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *