El argumento anticlerical de que es la iglesia la que está detrás de la ley contra el aborto no se sostiene, la Unión Soviética fue un Estado ateo y prohibió el aborto entre 1936 y 1954. Ya sabemos que la jerarquía eclesiástica está en contra del aborto pero es simplificar mucho las cosas echarle siempre la culpa a la Iglesia cuando las decisiones estatales coinciden con el ideario de la iglesia. Seguro que la iglesia tiene cierta influencia, sin duda mucho menor que hace décadas o hace siglos, pero si lo miramos bien veremos que el poder es un complejo entramado de relaciones entre lo estatal y lo privado y es hasta peligroso caer en reduccionismos. Desde el concordato de 1851 entre la Santa Sede y el Estado – y otros concordatos que ha habido después – la Iglesia en este país puede considerarse como parte del funcionariado, ninguna facción que ha llegado al gobierno después de la transición ha movido un dedo para cambiar esta situación. Sin embargo si la iglesia fuera tan poderosa no hubiera sido posible ninguna ley que despenalizara la práctica de la interrupción voluntaria del embarazo.
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