A los problemas de la crisis multidimensional, la revolución integral

Reproduzco un buen artículo de José Manuel Pérez Rivera, Licenciado en Prehistoria y Arqueología por la Universidad de Granada, miembro del 15M ceutí, y a continuación una apreciación personal. La crisis interna del hombre

Estoy completamente de acuerdo en que la crisis exterior es un reflejo de la crisis interior del ser humano de la modernidad, pero bajo mi punto de vista creo que una verdadera revolución en la autorrealización del hombre se dará cuando sepamos autoconstruirnos de forma integral y lo más equilibrada posible en las tres cualidades esenciales del hombre, la energía (el trabajo, el esfuerzo, …), el amor (la convivencia, la amistad, …) y la inteligencia (el conocimiento, el saber, la intuición, la reflexión, …), y que estas cualidades no queden supeditadas unas a las otras en forma jerárquica, unas como inferiores y otras como superiores. Platón en La República imaginó un mundo donde los filósofos decidían (inteligencia, el alma racional), los guardianes protegían y se cuidaban del orden (amor al Estado, el valor, el alma irascible) y los artesanos trabajaban (energía, el alma concupiscible) y no tenía ninguna intención en que los del orden más inferior tuvieran acceso a las cualidades “superiores”, incluso si era necesario para mantener el orden, los filósofos gobernantes estaban en la obligación de mentir1 "piadosamente" a los ciudadanos y la aversión y desprecio de Platón al trabajo manual2 se hacía evidente. En la India el sistema de castas encuentra su razón de ser en el cuerpo de Brahma, los Br?hmanes son la inteligencia, la cabeza del dios Brahma, y las capas inferiores corresponden a los artesanos, comerciantes, el vientre de Brahma y los esclavos, los pies de Brahma.

 

EL ALMA, PARTES Y RELACIONES CON LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE PLATÓN

TIPOS

RELACIÓN CON

PARTES DEL CUERPO  MITO DEL CARRO ALADO LA VIRTUD EL TEMA DE LAS CLASES SOCIALES
alma racional
(inmortal)
cerebro Auriga prudencia (fronesis) Gobernantes
alma irascible
(¿inmortal?)
pecho caballo bueno, hermoso y dócil fortaleza (andreia) Guerreros
alma concupiscible
(mortal)
abdomen caballo malo, feo y desbocado templanza (sophrosine) Artesanos o trabajadores

fuente tabla: http://www.e-torredebabel.com/ 

Esto se ha reproducido a lo largo de la historia infinidad de veces hasta hoy, por ejemplo, como dice Félix Rodrigo Mora en su libro "Tiempo, historia y sublimidad en el románico rural", Bernardo de Claraval que tenía una concepción neoplatónica del alma y que fue responsable de la expansión de la orden del Cister – que es uno de los entes clave en la emergencia del Estado en la Baja Edad Media – diferenciaba a los seres humanos en espirituales y carnales (Apología a Guillermo). Esta orden de monjes contemplativos, renunció al trabajo manual por considerarse seres humanos espirituales y como no podían subsistir del aire crearon los hermanos conversos, campesinos no nobles, que no podían dedicarse al estudio como sus superiores y que tenían que atender el trabajo manual. Después de varias rebeliones de conversos se evolucionó también al uso de asalariados. La teoría sobre los cuatro grados de amor de Bernardo de Claraval son cuatro estadios ascendentes que dan apariencia de cristianismo a lo que en realidad es neoplatonismo. En el cuarto grado Dios admite al sujeto en su intimidad, se vuelve semejante a Dios y por lo tanto el sujeto espera la adoración, como Él, siendo en realidad un ascenso de la posesividad y del desamor en toda regla, donde el sujeto cree convertirse en divinidad, repudia el cuerpo y el trabajo manual ha de ser llevado por esclavos, siervos y asalariados, mientras el ser humano "espiritual" dedica su existencia a la colección de ventajas y logros para si mismo y para su institución. En el cristianismo primitivo, anterior al Concilio de Nicea, no hay grados, es una sociedad de iguales, con régimen de asambleas (eklesia) y comunidad de bienes (ver Hechos de los Apóstoles),  sin esclavos todos viven de su trabajo, porque una sociedad de amor no puede permitir la esclavitud en su seno. De hecho para los cristianos es Dios quien se hace hombre y trabaja con sus manos, Jesús era carpintero.

Simone Weil dio en la diana cuando dijo que la principal causa de opresión es la separación entre los que piensan y los que hacen, entre los que dirigen y los que obedecen tanto en el ámbito económico como político. Abolir la opresión, en efecto, transformando las condiciones materiales de la existencia humana: provocando un cambio en la concepción misma del trabajo que caracteriza a la civilización industrial. Construir un régimen social que se acercara a este ideal supondría, pues, modificaciones no sólo en el ámbito de la producción, sino también a nivel cultural, principalmente en lo que se refiere a la separación existente entre trabajo manual y trabajo intelectual. Copio un fragmento de un texto: “Habría que construir, pues, una primera representación: un ideal de la nueva civilización alejada de la religión de la economía y de la producción. Para Simone Weil sería aquella donde el trabajo manual fuese el núcleo de la actividad económica, considerado un “valor supremo”. En consecuencia, sería evaluado no por su productividad, sino como actividad vital del individuo; no sólo objeto de honores y de recompensas, sino estimado como una necesidad del ser humano que da sentido a su existencia. La futura civilización, en fin, revaloraría el trabajo manual, posicionándolo en el centro mismo de la cultura. Otorgar al trabajo tal jerarquía sería, sin duda, un verdadero logro revolucionario; un punto de partida para construir el mundo social alternativo. Revisar la condición del trabajo y su relación con la libertad, la justicia y la democracia significaba para Simone Weil, en suma, “la única conquista espiritual del pensamiento humano desde la civilización griega”.”.

La opresión históricamente se ha sustentado, al igual que hoy, en la jerarquización de las capacidades esenciales del ser humano (energía, amor e inteligencia) en clases sociales o castas. La revolución integral se apoyará en el desarrollo armónico de estas capacidades esenciales en todos los individuos de la sociedad. Hoy muchos gurues de religiones políticas se llenan la boca con la autorrealización del individuo pero siguen reproduciendo el modelo de Platón en si mismos, una inteligencia hipertrofiada (a veces ni eso, pero deciden y mandan) y un desprecio total al trabajo manual. También en la new age y en las religiones de nuestra tradición hay quien no recuerda que su inspiración fue carpintero y que en una sociedad de amor no puede haber esclavos que trabajen para hombres libres del trabajo manual. La izquierda que se ha apoyado en la utopía de un progreso tecnológico que nos liberará del trabajo manual y que nos llevará al eden de la hiperabundancia material y el ocio tampoco ayuda, mientras no llega la utopía ( y no llegará, es sólo un narcótico espiritual) los gerilfantes de la izquierda siguen el mismo modelo de Platón que la derecha. Si tu libertad acaba donde empieza la del vecino concebir el trabajo manual como esclavitud es un error puesto que el trabajo manual es necesario en toda sociedad, la verdadera esclavitud es que haya quien no trabaje manualmente y que otros tengan que hacerlo por él. En una nueva sociedad verdaderamente libre todos tienen que desarrollar sus capacidades esenciales y el trabajo manual tiene que ser centro de su cultura, no algo despreciable de lo que hay que huir.

1 "Si hay, pues, alguien a quien le sea lícito faltar a la verdad, serán los gobernantes de la ciudad, que podrán mentir con respecto a sus enemigos o conciudadanos en beneficio de la comunidad sin que ninguna otra persona esté autorizada a hacerlo." (Platón. La República)

2 "Según Platón el trabajo con las manos degrada activamente la mente, y lo ejemplifica en un pasaje de La Republica donde un calderero intenta filosofar (Rep. VI, 495c-496ª), por ello el filósofo debe estar liberado del trabajo manual para gobernar y los esclavos deben trabajar para él y el sostenimiento del Estado" 

"falta todavía, en mi opinión, otra especie de auxiliares cuya cooperación no resulta ciertamente muy estimable en lo que toca a la inteligencia, pero que gozan de suficiente fuerza física para realizar trabajos penosos. Venden, pues, el empleo de su fuerza y, como llaman salario al precio que se les paga, reciben, según creo, el nombre de asalariados." (Platón – La República)

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