Luz entre cangrejos y pulpos

Tengo el número 44 en la cola del pescado, miro el marcador y veo que todavía van por el 40, no obstante sólo veo una mujer comprando. Mientras espero mi turno, un cangrejo de río intenta  escapar de un futuro definidamente oscuro. Se desliza por entre las sepias, y su color rojizo oscuro no pasa precisamente desapercibido.

A la derecha veo una pareja comprando, el camina con cara de tedio arrastrando el carrito y mandando un mensaje a la vez por el móvil. Ella  va unos pasos por delante y se mueve con cierta agilidad entre la gente, lleva en la mano un bolígrafo y un papel, poco a poco va tachando los artículos que ya están en el carro.

Es sábado por la tarde y me encanta el día que hace, siempre he sido un poco rara respecto a esto pero me gustan los días en los que hace viento porque las nubes van muy rápidas y se alternan momentos de luz y de oscuridad cuando se tapa el sol.

Vuelvo mi atención a mi compra, si miro mi carrito veo muchos productos light que ni siquiera sé si realmente lo son. Pero me doy cuenta de que he desterrado muchas de las porquerías que solía comprar y aunque me queda mucho camino por delante, mi compra parece la de otra persona comparada con la de hace unos meses. He decidido ser consciente a la hora de llenar mi despensa y mi nevera. Voy a mirar los precios y consumir marcas blancas para comprobar realmente si vale la pena actuar de ésta manera. Mientras tanto, la pescadera discrepa de una clienta sobre la manera de cocinar un pulpo, bajo su punto de vista, los que tiene son demasiado grandes para hacerlos a la plancha y cree que es mejor cocinarlos …busco en mis archivos y creo recordar que Arguiñano ha explicado más de una vez que en tal caso hay que «asustar» al pulpo tres veces en agua hirviendo…al salir de ese pensamiento y en la telaraña que me lleva a otros, me viene a la mente la bonita playa de Zarautz, parece que sea de otra época , como si pudiéramos mirar por un agujerito como era esa zona hace 70 años.

Número 44, me toca…ni siquiera he pensado lo que iba a comprar, por lo que me veo obligada a improvisar y comprar lo de siempre: pescadilla para hacerla en tempura y almejas para cocinarlas a la marinera. La verdad es que no veo caro el pescado, también es cierto que no hay aquella agonía de hace unos días de comprar tanto y la gente supongo que sólo adquiere lo que necesita.

Pasamos por caja: 120 € de nada, me río yo de las marcas blancas, de comprar con consciencia y de mirar de tener únicamente lo que necesitas. Creo que gasto menos cuando voy llenando el carro a crono y sin fijarme en si el código de barras es el mismo que el de Gallo o el de Pizzas Tarradellas. Me fijo en la chica de la caja, es muy escuálida con grandes ojos y pelo largo. A simple vista parece poco llamativa, pero si te fijas con atención te das cuenta que podría ser portada de cualquier revista Vogue o Cosmopólitan…

Me apetece llegar a casa, aún nos quedan algunas compras..de hecho los regalos de Navidad que nos faltaban por entregar y que por circunstancias se han aplazado hasta mañana. Quiero darme un baño de espuma con un libro y meditar sobre cualquier detalle que me persiga en la cabeza. Me gustan los sábados porque cambio las sábanas y me produce un pequeño placer meterme en la cama y sentir el olor a suavizante.

4 comentarios sobre “Luz entre cangrejos y pulpos”

  1. A mí también me ha gustado mucho!!! Es cierto que yo también te leo desde el cariño, pero eso para nada me resta honestidad.
    El cangrejo no se rinde, pasan rapidas las nubes, y mientras esperamos nuestro turno, miramos para fuera y para adentro. La vida es eso que pasa mientras hacemos cualquier cosa…Genial Silvia!!

  2. Si..la vida es cada momento por trivial que sea. Además se pasa tan rápido….
    Os quiero mucho ¿lo sabéis no?

    Besos para los tres

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