Sobre el biopoder y el peligro de las simplificaciones

BiopoderEl argumento anticlerical de que es la iglesia la que está detrás de la ley contra el aborto no se sostiene, la Unión Soviética fue un Estado ateo y prohibió el aborto entre 1936 y 1954. Ya sabemos que la jerarquía eclesiástica está en contra del aborto pero es simplificar mucho las cosas echarle siempre la culpa a la Iglesia cuando las decisiones estatales coinciden con el ideario de la iglesia. Seguro que la iglesia tiene cierta influencia, sin duda mucho menor que hace décadas o hace siglos, pero si lo miramos bien veremos que el poder es un complejo entramado de relaciones entre lo estatal y lo privado y es hasta peligroso caer en reduccionismos. Desde el concordato de 1851 entre la Santa Sede y el Estado – y otros concordatos que ha habido después – la Iglesia en este país puede considerarse como parte del funcionariado, ninguna facción que ha llegado al gobierno después de la transición ha movido un dedo para cambiar esta situación. Sin embargo si la iglesia fuera tan poderosa no hubiera sido posible ninguna ley que despenalizara la práctica de la interrupción voluntaria del embarazo.

No sólo está el gobierno de turno, también existe un alto funcionariado civil y militar que permanece entre gobiernos y que no es elegido por el pueblo, que analiza la realidad y que participa de las decisiones que se toman, no siempre en un sentido cortoplacista, muchas veces es estrategia de largo plazo y apunta en esta dirección cuando el INE en el 2013 ha presentado un informe donde alerta del peligro demográfico debido a la baja natalidad y al freno de la inmigración que afectará cada vez más en los próximos años a la economía y por ende al poder. También están los poderes privados que influencian en esas decisiones a través de las cada vez más conocidas puertas giratorias entre Estado y capital, es lo que llaman el par Estado-capital. 

El concepto de biopolítica o biopoder es una práctica de control poblacional que fue estudiada por el historiador y filósofo Michael Foucault. Daba nombre a una relación entre poder y vida que se ha manifestado desde siempre, hay innumerables ejemplos. Es lógico que si el principal activo de un Estado es su población intente regularla para su propio interés (el de la élite político-económica), unas veces en el sentido de fomentar el aumento de la población y otras en el sentido de disminuirla, según la coyuntura. Si la población desciende el Estado puede resentirse en cuanto a ingresos y las partidas destinadas a empresas estatales verse afectadas, también las de las fuerzas armadas, pero no siempre habrá un interés en que nazcan más niños, un ejemplo es China que durante muchos años ha permitido sólo un hijo por familia. Es ahora cuando el gobierno chino aprueba una reforma para que se permitan dos hijos por familia con la premisa de que uno de los adultos de la pareja sea hijo único. El gobierno chino ha alegado que con ello intenta así frenar el envejecimiento de la población, que pone en riesgo el crecimiento económico. Por lo tanto no es sólo una cuestión biologista, en última instancia es económica y de poder. 

Biopoder

La inmigración – importar trabajadores adultos y todavía jóvenes, por tanto útiles y productivos (esto lo menciono tal como lo ve el poder) – tiene un beneficio inmediato para el Estado y el poder económico de un país – estos ahorros Alfred Sauvy los llamó el “costo de crianza” – pero no siempre se puede echar mano de la opción de la inmigración, como ocurre ahora cuando la economía de este país ya no atrae mano de obra y muchos trabajadores emigran a otros países, entonces la otra opción suele ser el control sobre la natalidad siguiendo una estrategia desde una perspectiva de medio-largo plazo. Un think- tank como el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, que asesora al Estado y al poder económico, se hizo eco del informe del INE que he mencionado, comentando cosas como: “una política responsable debería plantearse medidas pro-natalistas como las que Francia ha implantado con éxito en las últimas décadas y que han conseguido un aumento importante de su natalidad. Nuestros sistemas de bienestar están demasiado orientados a la atención a los ancianos y muy poco al cuidado de los niños, probablemente porque los primeros votan y los segundos no.”. Las medidas que aquí se mencionan son parte de la bio-política y cada Estado para ello adoptará las que más le convenga o pueda adoptar. El 2011, durante el gobierno de otra de las facciones, reformaron la Constitución para que el pago de la deuda fuera la prioridad absoluta, por lo tanto el cheque bebé y otras medidas similares – también del biopoder – pasaron a la historia y ahora tocan medidas más orwellianas. 

Por último, sobre los peligros de simplificar los hechos de la realidad y de obrar de forma desproporcionada, que mencionaba al principio, tenemos el anticlericalismo y odio que se generó contra todos los creyentes durante la guerra civil. A pesar de todo ello hubieron personas como Josep Alomà, Joan Peiró o Joan Saña, seres humanos de una gran calidad y fuerza moral, que lo demostraron incluso durante la revolución social, poniendo en peligro su propia vida para proteger la vida de otras personas por encima de cualquier ideal. Necesitamos una revolución integral donde tengan importancia los valores, la autoconstrucción del sujeto consciente y el respeto por la vida.

Extracto de "La Revolución Libertaria", de Heleno Saña

"Lo que tampoco puede negarse es que la Iglesia española fue durante siglos uno de los principales aliados de las clases dominantes. Esto explica porqué, mucho antes de la Guerra Civil, cualquier acción revolucionaria de las masas del proletariado urbano y rural comenzaba con la quema de templos y lugares santos, como sucedió varias veces tras la proclamación de la República en 1931. La clase obrera había puesto siempre en un mismo plano su liberación política y la eliminación del yugo impuesto por la Iglesia. Ésta, por su parte, respondió al odio del pueblo con el odio al pueblo. Por eso bendijo el alzamiento militar contra la República calificándolo de "cruzada nacional", en vez de buscar la reconciliación entre los beligerantes, como hubiera sido su deber cristiano. O como reconocería al salir de Catalunya un sacerdote salvado por Lluís Companys: "los rojos han destruido nuestras casas, pero nosotros, los sacerdotes, los hemos destruido antes a ellos".

Esto es indudablemente cierto, pero no menos cierto es que matar a monjas y sacerdotes indefensos constituía todo lo contrario de un acto revolucionario. Esta innoble manera de obrar horrorizaba también a muchos partidarios y protagonistas de la revolución, lo que explica que en la medida de sus fuerzas acudieran en ayuda de posibles víctimas: Joan Peiró y Joan Saña salvaron con su autoridad moral en la CNT de Mataró a diecisiete monjas de un convento de clausura situado en la calle de la Coma, donde también vivía Saña. Casos de este tipo se dieron por todas partes, aunque la historiografía les haya prestado poca atención.

El arzobispo de Tarragona, Francesc Vidal i Barraquer, buscó refugio en casa de Ramon Porté, secretario comarcal de la CNT tarraconense: "Acudo a la CNT", dijo, "en demanda de protección para mi vida, porque si la CNT no me protege y me matan, cosa que ocurrirá fatalmente, en el extranjero utilizarán mi muerte para propaganda difamatoria de la causa republicana en general, y particularmente contra la CNT y la FAI". Cipriano Mera, por su parte, salvó la vida del obispo de Sigüenza tras haber ocupado el palacio episcopal de la ciudad."

Referencias:

Real Instituto Elcano: El futuro de la población española

El Gobierno del PSOE alegara el descenso de la natalidad para oponerse a la supresión de la mili (1991)

Gallardón alega que con la restricción del aborto mejorará la economía

Según un informe del INE del 2013 en 2017 en España habrá, por primera vez, más muertes que nacimientos

El aborto y los Estados

China ablanda su estricto control de la natalidad

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