En definitiva…la vida

A veces sueño despierta, me imagino que con un simple chasquido de mis dedos el mundo se paraliza, las personas se vuelven estatuas y yo quedo como mera observadora siendo la única que no se ha transformado.

Parar el tiempo

Entonces me paseo por las vidas de otras gentes, entro en sus casas, veo sus expresiones antes de ser petrificados, miro sus libros…en definitiva veo algunos de los detalles que muchas veces me intrigan de las personas.

Y es que me encanta mirar a todo el mundo, ver sus miradas, sus gestos, como van vestidos… incluso me da igual si es hombre, mujer o niño, todos tenemos nuestro misterio y a mi me fascina ver que hay detrás de cada uno.

Quienes somos y quienes aparentamos ser, para qué hemos venido, que criterio seguimos y qué miedos tenemos…son algunas de las preguntas que me suelo hacer, no es profundo…llamémosle pura curiosidad que huye de un trasfondo científico.

Pocas personas se dejan influenciar por el paradigma instaurado como correcto y nuestras ansias se centran en agradar, en encajar y en ser parte de una sociedad cruelmente discriminatoria con todo aquel que le planta cara.

Me asusta pensar que perdemos nuestra esencia primitiva y por ende, la capacidad de crear como seres únicos que padecemos ésta vida. Dan ganas de huir, de gritar…de centrar nuestros propósitos olvidándonos de la macro-influencia que nos bombardea cada día. Nos hemos acostumbrado.

Necesitamos que nos quieran y somos las primeras víctimas de nuestra propia existencia, el amor es necesario pero quizá sea más importante amar, porque eso, sí se experimenta y en el fondo yo soy todo lo que he vivido.

Entonces es cuando necesito de la gente, y vuelvo a imaginar que con un chasquido de mis dedos todo vuelve a la normalidad, el movimiento…en definitiva…la vida.

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