Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Me encanta este fragmento de la obra «Historias de cronopios y de famas» de Julio Cortazar, escritor argentino, que ha aportado su voz a un conocido anuncio de una marca de automóviles. Comparto con vosotros su maravilla…

«Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.» (Historias de cronopios y de famas – Julio Cortazar – 1962)

Y para el que le sepa a poco puede leer a continuación las «Instrucciones para llorar», acción que a veces sucede cuando recordamos lo insignificantes que somos y que nos hace tan, y tan, humanos:

 «Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará  con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.» (Historias de cronopios y de famas – Julio Cortazar – 1962)

 En la web del autor podéis dejaros envolver entre multitud de palabras maravillosamente dispuestas:

 http://www.juliocortazar.com.ar/obras.htm

Un comentario sobre “Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj”

  1. A Cortazar lo lei hace mucho..cuando era «demasiado joven» ..creo que lo re-leere…para aprovecharlo mejor….sus cuentos me dejaban un sabor «un poco amrgo» sobre la realidad..y por eso lo abandone y me incline por otro tipo de lecturas…..

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