En el año de Darwin

Hoy estoy de vuelta con el proyecto Umin, ese relato que se como empieza pero desconozco como acabará. El último día lo dejé en la antigua búsqueda del Jesús histórico, concretamente el relato quedó en stand-by en el Concilio Vaticano I, un concilio destinado a enfrentar el racionalismo. Hablé sobre algunos de los integrantes de la Escuela de Tubinga y la izquierda hegeliana – precisamente el anterior post de este blog lo dediqué a Hegel – y comenté las ideas de David Strauss sobre el cristianismo y como mucha gente perdió la fe a través de ellas. Otros alumnos de Hegel también tuvieron opiniones parecidas, así Ludwig Feuerbach fue el autor de la famosa proposición “el hombre creó a Dios a su imagen y semejanza” y para Max Stirner Dios era sólo un ideal, así como la humanidad, sin existencia real, era un nominalista radical.

Feuerbach

Pero la Iglesia Católica no sólo convocó ese Concilio en 1869 por la presión de la izquierda hegeliana, también el positivismo tuvo muchísima influencia en la perdida de la fe cristiana, sobretodo el positivismo evolucionista. Si hay una idea que ha tenido una enorme influencia en el siglo XX, esa ha sido la idea de evolución, y este año 2009 es el año de Darwin, aparte de ser también el año de la astronomía. Me basaré para explicarlo en el libro de Ideas de Peter Watson, que tan prolífico en ideas es.

A principios del siglo XIX se produjo un auge de la historia, fue cuando se puso en tela de juicio el relato del génesis del Antiguo Testamento, hasta ese momento prácticamente todo el mundo creía literalmente que Dios había creado el mundo en seis días y que el mundo tenía una edad de aproximadamente 6.000 años. Hasta 1856 los descubrimientos arqueológicos no habían contradicho la edad cronológica de la Biblia, pero ese año se produjo un importante descubrimiento en una cueva del Valle Neander, allí se encontraron con un cráneo y un montón de huesos que acabaron siendo examinados por el profesor de anatomía Hermann Schaaffhausen de la Universidad de Bonn. Este profesor concluyó que los huesos pertenecían a un hombre de una raza bárbara que había coexistido con animales anteriores al diluvio, añadiendo que muchas razas bárbaras, al igual que mucho animales, desaparecieron, mientras otras razas de seres humanos con mejor organización sobrevivieron. Este fue un hecho muy importante porque abría las puertas a la futura idea de “selección natural”.

estratos

Otra disciplina que preparó el terreno a las ideas de Darwin fue la geología. Ya desde siglos anteriores al XIX la idea de que la Tierra cambiaba con el paso de los tiempos era algo que se empezaba a tener en consideración. En 1815 William Smith, considerado el padre de la geología británica, había comprobado que por diferentes zonas del planeta se daban similares formaciones rocosas con fósiles similares y que esto implicaba que había especies que surgían en un determinado periodo geológico y que en otro periodo desaparecían. Esto también dio pie a considerar que las capas de rocas se formaban de forma progresiva con el paso del tiempo y que a lo largo de la historia del planeta se habían dado numerosas creaciones y extinciones, a diferencia de lo que se afirmaba en la Biblia.

En 1824 William Buckland, profesor de geología de la Universidad de Oxford, describió el primer dinosaurio conocido a través de los yacimientos fósiles, pero no fue hasta 1841 que se empezó a utilizar la palabra “dinosaurio” gracias al anatomista Richard Owen. En 1841 también John Philips identificó la secuencia temporal de las grandes formaciones geológicas desde el paleozoico hasta el cenozoico. En esta secuencia se describían las diferentes especies que habían aparecido en cada periodo, empezando por la vida vegetal que había surgido de los océanos, luego los peces, los anfibios que daban paso a los reptiles que pisaban por primera vez tierra firme. Todo este proceso se había dado en cientos de millones de años y contradecía claramente al relato bíblico.

Darwin

El proceso esencial del que hablamos y que no sólo se debe al descubrimiento de los mencionados personajes, sino mucha otra gente como por ejemplo Lamarck, se le llamó evolución. Inicialmente esta palabra se utilizaba en biología para nombrar el crecimiento del embrión hasta finalmente designar a la idea de que organismos más simples daban origen a organismos más complejos. Ya antes de Darwin la idea de que esta evolución no era algo totalmente azaroso sino que correspondía a lo que se llamaría la selección natural estaba en el ambiente. En muchos ámbitos, desde la economía hasta las ciencias naturales, existía la idea de que el conflicto y la competencia tenían un papel crucial en el desarrollo de la sociedad y de la naturaleza, aunque no fue hasta la llegada de Darwin y su obra “El origen de las especies” en 1859 cuando se dio la concreción de la idea de la selección natural: todos los individuos de cualquier especie son diferentes entre sí y aquellos más aptos para sobrevivir tienen mayores probabilidades de convertirse en padres de la siguiente generación. En el primer día de la aparición del libro se vendieron 1.250 ejemplares y a partir de ese momento no tardó en producirse la polémica, y si fue tan sonado es porque Darwin tenía una enorme reputación en la sociedad de la época. Las ideas de Darwin tuvieron seis implicaciones filosóficas importantísimas:

  • Se sustituye la idea de un mundo estático por un mundo en evolución.
  • Demostraba las incoherencias del creacionismo.
  • Rechazaba la teología cósmica donde el universo tenía un propósito
  • Se acaba el antropocentrismo absoluto donde el hombre es el objetivo de la creación.
  • El desarrollo del mundo se explica en términos de procesos materiales.
  • Se sustituye el esencialismo por el pensamiento poblacional.

Para completar la teoría de Darwin, en 1865 Gregor Mendel explicó cuáles eran los mecanismos que se daban para pasar las características hereditarias de una generación a otra, aunque las ideas de Mendel pasaron sin pena ni gloria hasta principios del siglo XX que es cuando se tomaron en consideración. De todas formas a partir del libro de Darwin la idea de que la raza humana tenía una gran antigüedad fue ampliamente aceptada y en 1865 en el libro “Prehistoric Times” John Lubock sostuvo que las primeros seres humanos eran primitivos por las herramientas de piedra que se habían encontrado, estas ideas chocaron con la creencia de esa época de que el hombre moderno era una raza degenerada en comparación con lo que eran Adán y Eva. Otras ideas que se vieron en conflicto fue por ejemplo la idea de alma porque si el hombre procedía de especies inferiores quizás esa idea debía ser rechazada. Por esto y por los acontecimientos narrados en un anterior post la Iglesia convocó el concilio de Vaticano en 1869, con el fin de proteger a sus dogmas cuando el mundo racionalista los estaba haciendo pedazos. Pero el mundo racionalista no se quedó de brazos cruzados, de eso hablaremos otro día.

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