El final de la filosofía

Estos días he estudiado a los idealistas, empezando por Shelling y Fichte, pero si hay un idealista que ha destacado sobre los demás este es George Wilhem Frederic Hegel, que atacó al infinito limitado que tanto Shelling como Fichte habían defendido, al igual que Aristóteles que decía que lo único real es el infinito potencial, no el infinito actual. Para Hegel estos filósofos hablaban de lo que “debe ser” y por lo tanto no hablan de la realidad, porque la realidad es aquello que permanece inalterable, aquello que es y no puede no ser, como decía Parménides o según el argumento ontológico de San Anselmo. Si la realidad es lo infinito, lo es en estos momentos, aquí y ahora.

Hegel

Según Hegel lo finito no es algo que progresa a lo infinito, sino que es una manifestación parcial de lo infinito o Absoluto y las formas individuales finitas sólo participan de la realidad jugando un papel en la misma, y este papel ya lo juegan las formas seamos o no conscientes, es decir, como decía Spinoza las cosas sólo pueden ser de la manera que son, todo lo que ocurre es necesario, esto también lo habían defendido siglos antes los estoicos.

Hegel, al igual que Spinoza, defendía que lo real es racional y viceversa, es decir que la realidad es mental, o lo que es lo mismo: el orden y conexión de las cosas se corresponde con el orden y conexión de las ideas y el orden y conexión de las ideas se corresponde con el orden y conexión de las cosas. Lo real equivale a lo racional, es decir que también lo racional es real. Las cosas son en la mente y ocurren de un modo y no de otro, por lo tanto son necesarias, sino no podrían ser explicadas de un modo racional. Para Hegel lo irracional no existe. Una condición necesaria para que algo sea real es que pueda ser explicado, mientras no puede ser explicado no es real. Desde el racionalismo no basta con observar las cosas para entenderlas, también hay que explicarlas, y si los sucesos no ocurren siempre de la misma forma no pueden ser explicados, tienen que ser necesarios, que es lo que se busca con las leyes de la ciencia, que expliquen hechos que siempre ocurran de igual manera, cuando se producen paradojas que contradicen a las leyes entraríamos de algún modo en la irracionalidad.

De Hegel me ha maravillado sobre todo el proceso dialéctico de la mente, que es la forma en la que el Espíritu o Idea Absoluta retorna a sí misma, en una comprensión cada vez más abarcadora hacia la unidad del Todo. La dialéctica de Hegel es una progresión hacia la superación de las contradicciones. Se saben unas cosas (tesis) que se oponen a lo que no se sabe (antítesis) y esta contradicción se resuelve en un concepto superior que es capaz de explicarla (síntesis).

Sócrates, muchos siglos antes, había desarrollado un método para llegar a la verdad basado también en la dialéctica que consta de dos fases: la ironía y la mayéutica. En la primera fase se lleva al sujeto a reconocer su ignorancia sobre aquello que se investiga y en la segunda se va guiando al sujeto mediante preguntas y respuestas dándose un proceso de refinamiento o de mejora de las definiciones hasta alcanzar la definición universal de lo que se investiga. Esto último es muy similar a las aproximaciones sucesivas que llevan a las ideas superiores en el proceso dialéctico de Hegel, hasta retornar la Idea Absoluta a sí misma.

El retorno del Espíritu a si mismo pasa por varios estadios de conciencia de su realidad: naturaleza, espíritu subjetivo, espíritu objetivo y espíritu absoluto. Para Hegel la naturaleza no es real, son formas carentes de significado mientras no son iluminadas por la razón. La naturaleza es finita, accidental y contingente, es una alienación total de la idea, no es. Es pura apariencia, no puede ser Idea porque no es mente.

Fenomenología del Espíritu

La fenomenología del espíritu se compone de tres ciclos donde cada vez la conciencia es más abarcadora:

Un primer ciclo donde se es espíritu subjetivo, el ciclo de la percepción, que se inicia con la sensibilidad, posteriormente con la percepción, y finalmente con el entendimiento que permite al hombre darse cuenta de cómo funcionan los objetos.

Un segundo ciclo donde se es espíritu objetivo, el ciclo de la autoconciencia, donde la conciencia se da cuenta de si misma y permite al hombre mantenerse imperturbable ante la realidad en una actitud estoica que garantiza su dignidad y libertad interior, para posteriormente pasar a un escepticismo que niega la visión del exterior, lo terrenal, vaciándose de la realidad del exterior.

Entonces llegamos al tercer ciclo, el del espíritu absoluto o el ciclo del sujeto absoluto donde la conciencia se convierte en razón y asume la realidad al completo, considerándose la realidad misma y deseando entenderla y experimentarla. Aquí la razón cree buscar la esencia de las cosas pero realmente está examinándose a si misma. El fin está en la eticidad, librándose de la individualidad y actuando según las leyes éticas que vienen predeterminadas por la vida social, las costumbres, las instituciones sociales y el Estado, siendo su máxima expresión. Aquí se da la universalización.

El concepto de eticidad también es fundamental en la filosofía de Hegel. La eticidad es distinta a la moralidad. La moralidad exige lo que “debiera ser”, es un sacrificio del individuo para que la sociedad lo acepte, presunta aceptación porque la sociedad realmente se fija en ti cuando no haces ese sacrificio, con el fin de obligarte. La moralidad pertenece al ámbito del espíritu subjetivo.

La eticidad no se opone a lo que es, a la realidad, es una moral social en el ámbito del espíritu objetivo, cuando el hombre actúa en base a la razón y el bien personal coincide con el bien común. La eticidad está preestablecida en la vida social, las costumbres, las instituciones sociales y el Estado, es decir es cuando se toma conciencia de la relación y del papel que el hombre juega en las instituciones y se actúa no para que la sociedad te acepte sino en base a esa comprensión. Realizarse en el Estado es la máxima expresión de la eticidad.

Si nos fijamos el desarrollo de la filosofía sigue un proceso dialéctico, donde una verdad de una escuela filosófica (tesis) es negado por una verdad posterior de otra escuela (antítesis) y ambas verdades sintetizadas después en una nueva verdad de una tercera escuela (síntesis) según se puede observar en esta lista de ideas, empezando por la más abstracta como es el concepto de ser:

Tesis: Concepto “Ser” -> Parménides
Antítesis: Concepto “Nada” (todo cambia) -> Heráclito
Síntesis: Concepto “Devenir” -> Demócrito

Tesis: Concepto “Devenir” -> Demócrito
Antítesis: Concepto “Esencia” -> Platón, Aristóteles
Síntesis: Concepto “Existencia” -> Cristianismo

Tesis: Concepto “Existencia” -> Cristianismo
Antítesis: Concepto “Fenómenos” -> Nominalismo radical, Ockham
Síntesis: Concepto “Concepto” (existencia se puede comprender (conceptuar)) -> Racionalistas

Tesis: Concepto «Concepto subjetivo» (Lo que pienso) -> Racionalistas
Antítesis: Concepto «Concepto objetivo» (Lo que pasa) -> Empiristas como Hume
Síntesis: Concepto «Idea» (realidad autoconsciente) -> Idealistas. Fichte, Kant.

Hegel dijo que su visión era el final de la filosofía, había relacionado todo con todo y ya no quedaba nada por explicar en función del Absoluto. En cierta forma tenía razón porque a partir de ese momento ya no apareció ningún filósofo que intentara explicar toda la realidad creando un modelo cosmológico al completo, después de Hegel los filósofos se centraron en aspectos de la realidad, como por ejemplo Marx que se focalizó sobretodo en la filosofía social. Precisamente Marx es lo siguiente que me toca en mi curso de Filosofía, que ahora está tan de moda con la crisis económica.

Hasta la próxima!

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