Nuestra cosmovisión

Cuando acabé hace tiempo los dos libros de Peter Watson sobre la historia de las ideas me llamó especialmente la atención una de sus conclusiones al final de sus libros que decía algo así como que la historia de las ideas es fundamentalmente el triunfo de la ciencia sobre la metafísica y que sabemos mucho sobre las leyes físicas, químicas, atómicas, etc, de los cuerpos pero poco sobre el funcionamiento de la mente. El hombre ha fracasado continuamente en explicar el funcionamiento de la mente, así existe un consenso científico en multitud de campos de la física, química, etc, pero mucho menos en las disciplinas que estudian los mecanismos de la mente existiendo multitud de intentos, sólo hay que comprobar la cantidad de escuelas de psicología que se han dado a lo largo del siglo XX. Sin duda parece que el hombre ha fracasado en el estudio de si mismo, y según Peter Watson quizás aprendamos más sobre nosotros en las novelas que en la ciencia.

Si mismo

Sin embargo a lo largo de la historia parece que las preguntas y respuestas sobre la existencia o no de las cosas han quedado circunscritas a la filosofía que sin que nos demos cuenta ha ido creando modelos que intentaban explicar el funcionamiento de lo inmaterial, me refiero a lo que conocemos como mente. Por ejemplo el filósofo empirista inmaterialista británico George Berkeley afirmaba que al margen de la percepción que tenemos de los cuerpos u objetos existe una dificultad para conocer al objeto en sí y decía que si la existencia o no del soporte de las percepciones no resuelve nada es mejor eliminarlo utilizando el argumento de la navaja de Ockham. Este argumento de otro gran filósofo decía que no hay que presumir de la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias para explicar algo. Para Berkeley que exista un soporte o no en las percepciones no añade nada, el sólo experimenta percepciones, y eso es suficiente para explicar cualquier fenómeno.

Berkeley

Si nos fijamos a la ciencia le da igual trabajar con percepciones o con cuerpos, para los empiristas como Berkeley lo material no se puede percibir, sólo percibimos a las percepciones. ¿Cómo podemos afirmar categóricamente que existe algo que no se puede percibir?: sólo por un acto de fe en uno de los modelos que se nos han introducido exitosamente en esa mente plástica, la cosmovisión cartesiana en la que hemos sido educados, pero existen muchos más modelos. Por ejemplo, si hubiéramos sido educados bajo el modelo de las mónadas de Leibniz no buscaríamos responsabilidades fuera de nosotros, echando la culpa a los demás a diestro y siniestro cuando nos ocurre cualquier cosa puesto que para este filósofo no existe la extensión de los cuerpos, es decir no existe el exterior, “las mónadas no tienen ventanas”, todo son representaciones coherentes que emanan de ella misma.

Así, el fracaso del estudio de la mente creo que radica en el hecho de pensar que la mente sigue al completo unas leyes que se mantienen inmutables en el tiempo, como si se tratara de un mecanismo de relojería, pero la mente de cada uno de nosotros, de nuestros antepasados, de los futuros habitantes de este planeta, es una mente que va ganando configuraciones, es algo maleable que admite cambios continuamente, y que podemos conocer sobre ella si estudiamos a aquellos que fueron pensando en los modelos que se han convertido de alguna forma en arquetipos del nivel mental superior. Pero esto es imposible mientras no nos demos cuenta que rechazamos por nuestra educación otras formas de ver el mundo por considerarlas fuera de lugar y defendemos unos modelos como los verdaderos en un acto de fe. Vemos el mundo según el modelo que está de moda en una determinada época, según diseñaron nuestra mente cuando éramos pequeños, y ahora nos toca pensar en términos de subjetivo-objetivo o interior-exterior y no nos damos cuenta de ello, para nosotros la realidad es así y hablamos de ella.

Mandala

Los modelos filosóficos son útiles para describir ciertos aspectos de la Realidad pero no son la Realidad y estudiarlos permite poner en cuestión muchísimas cosas que no tienen porque afectar a nuestra vida cotidiana, al contrario, nuestra cosmovisión queda desnuda de cualquier dogmatismo o fundamentalismo y se hace más clara y transparente.

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