El año pasado fue un año muy especial para mi, ocurrieron una serie de acontecimientos que al manifestarse nunca volveré a ser aquello que “fui”. Hay quien denomina a lo que me sucedió con la palabra “catástrofe” pero yo prefiero llamarlo “vida”, porque de hecho así es la vida, llena de cambios que provocan que nunca seas – y siempre referido al mundo fenoménico – aquello que fuiste en los instantes previos. El budismo a esto lo llama la ley de impermanencia, porque nada de la realidad dominada por la rueda de la existencia permanece siempre igual, ni siquiera nuestro cuerpo permanece constante, éste renueva diariamente más de diez mil millones de células.
En enero del 2006 empecé un curso de psicología transpersonal, al inicio del curso se me dio la bienvenida y se me aseguró que este año para mi sería un año distinto; y tanto que lo fue, aparte de que el curso resultó muy esclarecedor, un accidente de tráfico, seguido al mes siguiente de una rotura total del tendón de Aquiles en el tercer día de vacaciones, marcaron el año como un año exclusivísimo. Después tuve que pasarme casi el resto del año de baja para rehabilitarme de mi rotura y tuve tiempo para dedicarme a cosas a las que antes no encontraba tiempo, sobretodo cosas que pudiera hacer con la pierna escayolada, así que dediqué mucho tiempo a leer. Uno de las aficiones que rescaté del baúl de los recuerdos fue la astronomía, de pequeño era muy aficionado, tenía un telescopio refractor, no de mucha calidad pero suficiente como para disfrutar muchas noches de los cráteres de la Luna, los cuatro satélites de Júpiter descubiertos por Galileo, los anillos de Saturno, y unas cuantas cosas maravillosas más de este firmamento nuestro. Durante los meses de escayola por supuesto me encontraba impedido para las observaciones astronómicas, sin embargo pude aprovechar para leer sobre el tema y conocer a través de Internet algunos aficionados a la astronomía de mi localidad que cuando recuperé la movilidad pude conocer en persona.
Una de los objetivos que me propuse fue comprarme un telescopio de más calidad que el anterior, así que este lunes pasado, aprovechando que estábamos de puente, me acerqué a una tienda de Terrassa que me han recomendado, desafortunadamente la tienda estaba cerrada, así que nos toca volver otro día. El telescopio que busco es del tipo catadióptrico, básicamente existen tres tipos de telescopios: refractores que están basados en lentes y que suelen utilizarse más para planetario, es decir para la observación de objetos de nuestro sistema solar; reflectores cuya óptica está basada en espejos y suelen ser más convenientes para cielo profundo, o lo que es lo mismo para ver objetos más alejados de nuestro sistema planetario como pueden ser las galaxias; y por último los catadióptricos que son una combinación de lentes y espejos y hacen una buena función tanto para observar en cielo profundo como para planetario. Algunas ventajas de los catadióptricos respecto a los otros dos, como el hecho que son más compactos que los reflectores, ideales para su transportabilidad al campo, han hecho que me decante por estos; aunque todos son buenos para lo que fueron construidos.
También es importante la montura puesto que su estabilidad depende de una buena observación, una montura que vibra mucho es nefasta para la observación, aparte que debe aguantar suficiente peso por si nos interesa realizar alguna sesión de astrofotografía y necesitamos acoplar una cámara al telescopio. Otra de las características que busco es que sea motorizado y que lleve incorporado un sistema GoTo; el motor es necesario para compensar la rotación de la Tierra, así el objeto permanece en el objetivo. El GoTo permite localizar objetos de forma automática mediante un ordenador que suele contener miles de coordenadas de objetos celestes, es de hecho una comodidad ya que localizarlo manualmente lleva su tiempo, aunque también es gratificante y se aprende mucho.
Falta que me decida por el modelo de catadióptrico, estoy entre el Meade LXD-75 con Autostar y el Celestron C8-SGT, ambos vienen motorizados, con GoTo y tienen el mismo diámetro de objetivo, 8 “, unos 203 mm. En las imágenes el negro es el Celestron y el blanco es el Meade. Los dos telescopios son muy parecidos y el lunes iba a la tienda para acabar de decidirme, como no pudo ser, finalmente mi familia y yo acabamos en el cine, la película era de Universal Pictures y empezaba con la típica imagen de la Tierra rotando sobre si misma, creeréis que estoy chalado pero en ese momento me vino a la memoria la dinámica y la cinemática de los sólidos rígidos, los sistemas inerciales, la formación del sistema solar y demás, ¿por qué la Tierra rota sobre si misma?, pero eso lo dejo para otro día, por hoy habéis tenido bastante dosis de mi locura…
Si alguno de vosotros tiene alguna opinión sobre estos telescopios que me ayude a decidirme por uno u otro ya sabe que esta es su casa y le estaré inmensamente agradecido. Hasta pronto.
Pues yo voto por el más barato..porque vamos, digo yo que si son tan parecidos…, bueno, bromas a parte, lo mejor es que nos asesoren bien y así te será mucho más fácil decidirte.
Gracias guapa. Hay 32 euros de diferencia entre uno y otro…