Queimada. La dictadura de la verdad de Gillo Pontecorvo

Queimada es una película de 1969, del género drama. Dirigida por Gillo Pontecorvo. La realidad que capta el director en su obra cinematográfica fue denominada por la BBC como "la dictadura de la verdad".

Sinopsis

A principios del siglo XIX, los esclavos de las vastas plantaciones de caña de azúcar de la isla de Queimada, situada en el Mar Caribe, están a punto de rebelarse; y los británicos están dispuestos a echarles una mano.

Para ello el gobierno británico manda a William Walker (basado en un personaje real, un filibustero estadounidense), agente secreto inglés; que tiene como objetivo fomentar una revuelta contra los portugueses, convenciendo a los esclavos para que conquisten su independencia. El objetivo real es que Inglaterra sustituya a Portugal como potencia colonialista, pasando la isla al dominio colonial británico y poniendo el mercado de la caña de azúcar en manos inglesas.

Queimada afronta el problema del colonialismo desde una perspectiva comprometida. Su director, Gillo Pontecorvo, aparte de una reconstrucción histórica intuyó lucidamente a principios de los setenta, que las grandes estrategias políticas vendrían determinadas por las grandes corporaciones mundiales. En este sentido, la creación de un conflicto militar en la colonia portuguesa nace como necesidad de trasladar el área de influencia de Portugal a Inglaterra, injertando en pantalla el problema de la influencia colonial en el siglo XVII. Pero es una influencia viciada estratégicamente, ya que la presunta libertad que se ofrece a los esclavos a partir de la independencia de la isla, es violentamente reprimida por la potencia colonial cuando los intereses de las empresas azucareras entran en conflicto con los ideales patrios. Queimada no sólo habla de intereses y problemáticas que permanecen vigentes en la actualidad. Manifiesta el carácter trágico de la condición humana manipulado por el par Estado-capital.

Algunos fragmentos de la película

"Caballeros, permítanme ponerles un ejemplo.
Un ejemplo que podrá parecer un poco impertinente pero que según creo es bastante adecuado.
¿Qué prefieren ustedes?
O mejor dicho, ¿qué creen que les conviene más?
¿Una esposa o una de esas mulatas?
No, no por favor.
No me entiendan mal.
Estoy hablando estrictamente en términos económicos.
O sea del costo del producto, del rendimiento de ese producto.
El producto en este caso es el amor.
Amor físico naturalmente, ya que los sentimientos, obviamente, no forman parte de la economía.
Pues bien, a una esposa hay que darle una casa, comida, vestidos, medicinas cuando se pone enferma, etc, etc.
A una mujer hay que mantenerla toda una vida, incluso cuando envejece y resulta improductiva.
Y si uno la sobrevive, encima tiene que pagarle el funeral.
No, no se rían, señores. No es una broma. Es exactamente así.
En cambio, con una prostituta es mucho mejor.
Los costes disminuyen, porque no hay necesidad de hospedarla, curarla, vestirla, alimentarla ni mucho menos enterrarla.
Una prostituta se tiene sólo cuando se la necesita y se la paga sólo por su servicio.
Y se la paga por lo que hace por horas.
Entonces, señores, ¿qué es más conveniente?
¿Un esclavo o un trabajador asalariado?
¿Qué les conviene más?
¿La dominación portuguesa con sus leyes, sus impuestos y su monopolio comercial o sencillamente la independencia, con un gobierno y ejército propios y una administración y la libertad para comerciar con cualquiera, ateniéndose sólo a las reglas y precios del mercado internacional?"

"El día de Reyes es la Epifanía.
Por una vez al año, los esclavos pueden hacer todo lo que quieran.
Es su día de libertad.
Como puede ver, señor cónsul, aprovechan una fiesta cristiana, para celebrar sus ritos africanos apropiándose de nuestros símbolos.
Es un intento desesperado de hacer sobrevivir sus tradiciones.
Lo sabemos y lo toleramos, porque de esta manera casi sin darse cuenta, acabarán asimilando nuestra civilización."

"Ahora, José Dolores dice que si la civilización es la de los hombres blancos, tenemos que estar contentos de no ser civilizados.
Porque es mejor saber dónde ir y no saber cómo se va, que saber cómo se va, sin saber a dónde.
– ¿Y qué más?
– Y entonces, José Dolores dice que si un hombre trabaja para otro, a pesar de que le llamen obrero, seguirá siendo un esclavo.
Y dice que será siempre así, siempre que haya quien sea propietario de las plantación y quien solamente posea un machete, para cortar caña para el amo.
– ¿Y qué más?
– Entonces, José Dolores dice que tenemos que cortar cabezas, en vez de caña."

"Al principio no era nadie un simple cargador de agua.
Inglaterra lo convirtió en un líder revolucionario.
Pero, cuando no le sirvió, lo dejó a un lado.
Y cuando se rebela nuevamente, en nombre de una idea, más o menos igual a la que Inglaterra le enseñó, Inglaterra decide eliminarlo."

"De todos modos, tarde o temprano, me van a matar.
Tal vez no, General.
Tal vez te dejen con vida.
Si ellos me dejan vivo, significará que les conviene que yo viva.
Y si a ellos les conviene que yo viva, quiere decir que a mí me conviene morir.
¿Por qué?
Porque cuando el cazador no mata al halcón, es para utilizarlo como reclamo o para que cace en su lugar.
Por eso lo mantiene vivo, pero enjaulado.
Cuando pase un poco de tiempo, tal vez te liberen.
No es posible, soldadito.
Si existe quien te da la libertad; eso no es libertad.
Porque la libertad nada puede dártela; debes conquistarla tú, tú solo.
¿Comprendes? Pronto lo comprenderás, porque ya has empezado a pensar."

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