El fundamento de la ciencia

Estos días he acabo de estudiar a los empiristas y ahora he empezado con el idealismo de Kant. En menuda situación dejaron los empiristas a la ciencia, en un callejón sin salida por decir algo suave, en particular el empirismo radical de David Hume. Este filósofo exigía que las ideas simples tuvieran un correlato objetivo externo para que fueran válidas, es decir fueran la idea de la impresión de un objeto externo, de igual modo para que una idea compleja fuera a su vez también válida tenía que ser una combinación de ideas simples válidas. Para Hume las ideas complejas son válidas si se puede comprobar la existencia real de un objeto externo que les corresponda, como este correlato no existe las leyes científicas que son un tipo de ideas complejas pierden su validez. Hume había limitado lo que el hombre puede saber con total seguridad al campo de la cantidad y el número, y a aquello que tenemos delante de nuestras narices, también llamado conocimiento actual, y se cargó los universales porque no se podían percibir, así que cayó en el escepticismo, en discrepancia con el racionalismo que acepta la objetividad del conocimiento.

Callejón sin salida

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