La etimología de la palabra “infancia” nos lleva al latín y al Imperio Romano. Infancia viene de “infantia”, que significa “el que no habla”, pero no en el sentido de estar incapacitado para el habla, sino en el sentido de no poder expresarse en público, ya que el verbo "farí" se refiere a la capacidad de expresarse en público, mientras “loqui” se refiere a la capacidad de emitir un habla articulada o “dicere” a la capacidad indicativa del lenguaje.