En esta sección haremos un viaje a las estrellas a través de los ojos de la historia, será una sección distinta al resto de las secciones de la web de AstroAnoia, no veremos la astronomía según los modelos teóricos actuales, sino que nos pondremos en la mente de nuestros antepasados más remotos y veremos cómo utilizaron aquellos fenómenos que veían en el cielo y que explicaciones les dieron. La observación de los astros y el descubrimiento de fenómenos cíclicos en el cielo fue ante todo, de una gran utilidad para los primeros hombres que buscaban relacionar los fenómenos de la Tierra con lo que sucedía en el cielo, con el fin de organizar su vida y poder sobrevivir en el planeta, de tal forma que la astronomía, que etimológicamente significa “Ley de las estrellas”, ha estado con nosotros desde los comienzos de la humanidad.

Veremos que la observación del cielo no ha sido estrictamente contemplativa, los fenómenos periódicos han guiado al hombre en la caza, en la pesca, en la agricultura, en sus viajes, etc. Veremos que tampoco se ha quedado en una actividad práctica, además les sirvió para dar una explicación de la realidad según su cultura y sus creencias, su mitología y su religión. El cielo fue parte de la cosmovisión de diferentes culturas del planeta. La influencia del cielo para el hombre ha sido inmensa, fundamental tanto en lo físico como en lo metafísico, por ejemplo no se puede entender la mitología griega o la babilónica sin los ojos puestos en el cielo estrellado.

Este viaje a la historia de la astronomía, será un viaje integrador, no sesgado, donde pretendemos dar una mínima visión contextual, porque es la única forma de entender cualquier cosa del pasado, intentando ponernos en la piel, en la mente, en la cultura, de los primeros astrónomos, sin juzgar, sin criticar, si aquello estaba más alejado o no de los postulados actuales. En los primeros artículos nos valdremos de la arqueoastronomía para empezar nuestro ancestral camino. La arqueoastronomia, al igual que la arqueología, nos permite estudiar aquella etapa de la humanidad en la que no existía todavía la escritura, y se basa en el estudio de yacimientos arqueológicos que podrían tratarse de artefactos que utilizaron las culturas antiguas para observar el cielo. La arqueoastronomia es fundamental, no sólo para entender a las civilizaciones antiguas, sino también para intentar llevar un registro histórico de los fenómenos astronómicos. Esta disciplina se inició a finales del siglo XIX por Sir Norman Lockyer, uno de los primeros directores de la prestigiosa revista Nature, que dató y estudió el monumento megalítico Stonehenge, aunque las bases metodológicas de la arqueoastronomia no fueron sentadas hasta los años 70 del siglo XX por Alexander Thom, alcanzando el estatus de disciplina científica.