Las condiciones necesarias para la paz interior – A.Blay

Pueden resumirse en tres.

Estar interiormente en paz con los demás

Interiormente significa desde nuestra profundidad, nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro amor, pero no en un sentido superficial, sino conscientemente, deliberadamente; que sea un acto que surja desde el fondo y que incluso limpie las cosas que hay en el almacén del inconsciente. O sea, se trata de estar en paz desde el fondo del alma. Entonces eso barre los temores, inquietudes, egocentrismos, procedentes de una falta de madurez o de un psiquismo infantil lleno de conflictos.

Estar interiormente en paz con los demás no significa necesariamente que exteriormente uno esté en paz con los demás; pues es posible que el papel que uno esté haciendo exteriormente, la misión que esté cumpliendo, obligue a la lucha, al combate. Pero éste es el papel que uno está representando en el mundo externo; lo importante es que interiormente yo esté en paz con el otro.

Si yo actúo en una función teatral y en esta función yo interpreto el papel de enemigo de otra persona, si yo funciono psicológicamente bien, puedo ser muy amigo del otro en el plano personal. Ahora bien, en escena estoy representando mi papel, estoy cumpliendo mi deber, el cual exige que yo viva la situación concreta, externa, que está ocurriendo y que actúe y reaccione de un modo adecuado ante la situación planteada. En el momento en que estoy luchando, enfrentándome a la otra persona, interiormente debo verle como amigo y esto no restará eficacia a mi combatividad.

Pues bien, esto mismo puede aplicarse a la vida diaria. Podemos estar en paz con todo el mundo y al mismo tiempo podemos vivir la situación de un modo concreto, dinámico, expansivo, creador, constructivo, o de confrontación, según convenga.

Muchas personas no pueden concebir esta dualidad de planos, pero es algo perfectamente realizable.

Abrazo

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