El contagio imprevisto del Dharma

No sé yo como acabará el tema de las Olimpiadas en China, a falta de cuatro meses para que se produzca la inauguración de los juegos, los disturbios producidos por los activistas tibetanos y la contundente respuesta china, que se ha saldado con varios muertos, no tiene que dejar indiferente a las democracias del mundo. Hoy mismo Sarkozy manifestaba la posibilidad de que Francia boicotee la ceremonia de apertura. Si esto se lleva a término se producirá justo cuando Francia asuma la presidencia de la Unión Europea y esto sí tendría resonancia internacional. El otro día mi admirado Thubten Wangchen – monje tibetano Director de la Casa del Tibet de Barcelona –fue invitado al palco del Camp Nou para ver el partido Barcelona – Valladolid, allí recibió el soporte de mucha gente y el “Presi” del Barça le transmitió su deseo de poder realizar una campaña de ayuda.

Laporta y Wangchen

(fuente imagen: ElMundoDeportivo)

Quizás que el Tibet haya pasado a ser una región autónoma de China no sea tan malo como parece, desde hace unos años muchos jóvenes chinos se están interesando por la cultura tibetana y por el budismo, y esto está produciendo un cambio de mentalidad entre una población que se siente desprovista de valores morales y de ideales al abrirse abruptamente al capitalismo. Los dirigentes chinos pretendían hacer desaparecer la cultura tibetana y se han encontrado que los jóvenes de su país se están interesando por ella. Probablemente el respeto a los derechos humanos llegue con el cambio generacional, cuando haya más budistas que personas favorables al régimen dictatorial. Suena a paradoja, suena a koan zen: la invasión silenciosa, el contagio del Dharma, llega al intentar demoler la cultura de un país budista, y así, un país que no respetaba los derechos humanos se colma de respeto y compasión al perpetrar su última vil acción.